sábado, 29 de diciembre de 2018

Si un día no vuelvo

Todos los dias salgo de casa.
Pero ningún día se si volveré.
Si volveré sana y salva, viva, o si volveré violada, maltratada, humillada, o incluso perseguida hasta mi puerta.
Quizá un día no vuelva.
Quizá un día sea yo la que aparezca en las noticias.
Y quizá esto lo pensaban todas las que no volvieron.
Si un día no vuelvo,
pido que todas mis hermanas salgan a la calle, porque yo no me callé, y si me callan, que ellas griten por mí.

lunes, 10 de diciembre de 2018

TIC-TOC y sus movidas.

Alinea esos lápices de la mesa.
Los cuadros están torcidos, puedo ponerlos rectos?
Uy tienes una manchita, te la quito.
Ay la solapa de la chaqueta se te está doblando por el bolso, ponla bien o se quedará arruga.
El volumen de 5 en 5.
Jo, tienes una pestaña en la mejilla que no me deja vivir.
Los macarrones de 3 en 3, uno para cada lado y otro para el medio.
Golpecitos a la pantalla con la uña.
Si dibujo una forma con el dedo/mano/brazo, tengo de volver a hacerla a la inversa, que si no...
La cantidad equilibrada de cada ingrediente en cada cucharada.
Abrir los ojos a la vez que la secuencia que hace la luz del portátil y del teléfono se apaga... Tres veces seguidas.
Monedas ordenadas por tamaño, una naranja pelada de una sola tajada en espiral, que varios objetos en una superficie no se toquen ni se tapen entre ellos desde varias perspectivas, tener un objeto redondo y poder cuadrarlo en alguna parte de casualidad, el metro perfectamente enrollado, que satisfactorio... 
No controlo la situación cuando los sentimientos me desbordan, y eso me agobia aún más.
Cuidado al lavarte las manos no te mojes las mangas, que incómodo.
Oler la parte superior del labio.
Si decidimos un plan no me lo cambies poco antes porque entro en histeria.
Rozarme la punta de la nariz continuamente.
Necesito tener organizado que voy a hacer hoy, si no, no haré nada.
Me ha llamado la atención un objeto/prenda de alguien/una persona y no puedo dejar de mirar a un punto exacto, es incómodo para tí y para mí.
Son esas movidas.

domingo, 28 de octubre de 2018

Hoy salí a la calle.

Hoy salí a la calle.
Sí, hoy salí a la calle como cada día, para hacer lo que cada día, pero juntas.
Hoy fuimos a gritar y a luchar por lo que es nuestro.
Por lo que siempre ha sido nuestro.
Hoy salí a la calle.
Y volví sin voz, con los ojos humedecidos y la sonrisa temblando.
Por que sois tan fuertes, somos tan fuertes, y gritamos tan fuerte.
Gritamos tan fuerte dentro de esta caja de cristal en la que nos tienen desde que abrimos los ojos, los oídos y la boca.
Hoy salí a la calle.
Hoy lloré por esas 68 mujeres, 68 madres, hijas, hermanas, 68 almas que fueron asesinadas por el Patriarcado.
Lloré porque con ropa o sin ropa mi cuerpo no se toca, porque sola o borracha quiero llegar a casa, porque no es no y lo demás es violación, porque justicia machista defensa feminista, porque no estamos todas faltan las asesinadas, porque que no que no que no tenemos miedo.
Hoy salí a la calle.
Y me emocionó ver a todas las personas que allí estábamos, que aunque no nos manifestemos todos los días, no olvidamos la lucha.
No olvidamos lo que nos hacen.
Que nos matan. Que nos violan. Nos matan. Nos violan. Nos matan.
Hoy salí a la calle.
Y hoy la calle, también fue nuestra.

lunes, 22 de octubre de 2018

El duelo.

Es curioso como las personas asumimos la pérdida o la derrota... Al principio negamos lo evidente y simplemente nos auto convencemos de que no ha ocurrido, que todo va bien, para así no tener que admitir que estamos hechos mierda por dentro. Pero esto no suele durar mucho hasta que chocamos con la realidad, y cuanto más tarde, peor.
A continuación tendemos a enfadarnos y a pretender culpar a otro de todo, porque saber que ha ocurrido sin precedentes es muy doloroso y es más fácil buscar un motivo externo, es la llamada Ira. Aparece por la frustración de que la muerte es irreversible y que no se puede hacer nada contra ello.
Cuando buscamos salidas para modificar la pérdida de manera que no sea tan grave como es, estamos en la negociación, para revertir lo ocurrido o pensar en qué habría ocurrido si...? La parte más triste sin duda alguna es cuando pasamos a la tristeza, la depresión.
Llegados a este punto no negamos ni aceptamos nada, solo lloramos y nos encerramos en nosotros mismos, pero sin cambiar nada, nos deshacemos en lágrimas, nos aislamos, y sacamos todo para depurarnos, pero no nos ayuda a superar nada... Y quizá eso es lo más duro, saber que cuando parece que dejas de llorar y has expulsado todo el dolor de ti, aún queda la parte más difícil y longeva... La aceptación.
Aunque parezca la última etapa, la luz al final del túnel, el último paso para asumirlo y seguir con tu vida, es también la que más dura, si bien toda la vida. No olvidamos ni superamos la pérdida o derrota, sino que aprendemos a vivir con ello y sobrellevarlo sabiendo que no lo es todo. Y así, quizá, algún día, ser felices.
Las fases de un duelo (no solo por la pérdida de un familiar, la ruptura con una pareja, o la derrota por un sueño) no son un guión preestablecido, no son una serie de puntos por los que tienes que pasar necesariamente, ni en un orden concreto. Cada persona es un mundo, cosa que sabemos de sobra, y cada quién siente y padece las cosas de diferente manera.


Hoy dedico esto a las personas que han perdido recientemente a alguien o algo por lo que luchaban.